La Iglesia Disciplinada

December 11, 2013 | by: Traduccion | 0 comments

Posted in: Iglesia | Tags: iglesia, disciplina, disciplinada

Este post fue traducido de un articulo del Pastor John MacArthur:

Algunas personas podrían decir que el tener a un pastor talentoso, alguien que pueda trazar la Palabra de Dios, y hacerlo de una manera atractiva, clara y amena. Otras personas pueden decir que lo más importante es la música; usted tiene que envolver las emociones de la gente a través del canto y el sonido para hacer que vuelvan por más.

O tal vez la clave es tener anfitriones amables y hospitalarios en el personal de la iglesia para que los visitantes se sientan bienvenidos. O tal vez el éxito de su iglesia depende de la calidad de sus clases en la escuela dominical, los ministerios de niños, o los estudios bíblicos en el hogar. Algunas personas incluso podrían decir que se reduce a la calidad del café que se sirve.

Aunque que cada uno de esos aspectos puede figurar en la popularidad de su iglesia, ninguno de ellos garantiza el éxito bíblico, como lo hace la disciplina en la iglesia. Usted leyó correctamente, cuando se trata de cultivar una iglesia pura, santa y bíblica, la disciplina debe ser la primera prioridad.

La pureza fue la primera prioridad de Cristo con los discípulos, él puso los cimientos de la iglesia en su enseñanza. Mateo 18 esta cargado con las instrucciones y advertencias acerca de la pureza personal y cómo mantener el pecado fuera de entre del pueblo de Dios, comenzando en el versículo 6, donde Jesús dijo lo siguiente:

"Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar."

Esas imágenes vivas y horribles no pasaron desapercibidas para sus discípulos, era un claro mensaje de que el pecado no se iba a ignorar o ser tolerado.

Pablo tenía la misma claridad en sus exhortaciones a la iglesia de Corinto, advirtiéndoles que él trataría firmemente con su pecado y "no seré indulgente" (2 Corintios 13:2).

El Señor toma la pureza de su pueblo en serio, y tenemos que reflejar su prioridad en nuestras congregaciones locales. Cuando comencé a predicar en Grace Community Church, no practicábamos la disciplina en la iglesia, de hecho, nunca había estado en una iglesia que lo hizo. Era un concepto totalmente extraño para mí, pero las instrucciones de Cristo en Mateo 18:15-17 son claras.

"Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has
ganado a tu hermano. Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano."

Yo no había visto antes que se aplicara esto, pero me convencí de que no era opcional, y nos vimos convencidos a ser obedientes al modelo de Cristo para la disciplina eclesiástica.

Al principio, la gente me dijo que iba a matar a la iglesia, la gente no toleraría ese nivel de escrutinio en sus vidas, y que iba a encontrar otro lugar menos invasivo donde adorar. De hecho, ha ocurrido todo lo opuesto – la Iglesia ha prosperado porque el pueblo de Dios toma en serio el pecado y no lo tolerará en su congregación local.

Eso es porque el propósito de la disciplina eclesiástica no es para avergonzar a la gente mediante la exposición de sus pecados. En las ocasiones en que el hombre o la mujer pecadora se niega a arrepentirse y los ancianos tienen que llevar el asunto a la iglesia, no tenemos ningún tipo de placer en eso. Estamos decepcionados que se haya ido tan lejos, y queremos ver a la persona que se arrepientan antes de que él o ella tengan que ser expulsado de la iglesia por completo. Nosotros no hacemos esto porque sea divertido, lo hacemos porque es la única manera de hacer que el pecado no se encone, eche raíces, y crezca en nuestra iglesia.

Lo hacemos porque es vital para la salud espiritual y el testimonio de la iglesia. El ignorar la
disciplina en la iglesia, ha sido el fracaso más visible y desastroso de la Iglesia en nuestro tiempo, ya que transmite al mundo la idea de que el pecado no es un asunto realmente serio.

El problema con la iglesia hoy en día no es que este fuera de sintonía con la cultura, o que sea
demasiado anticuada. El problema es que ha perdido su interés en la santidad. No está preocupada en mantener su pureza. Las iglesias de hoy se han contentado en ser comunidades de compañerismo con una mínima rendición de cuentas a Dios y mucho menos el uno para con el otro. Tenemos generaciones de pastores y miembros de iglesia de hoy en día que nunca han experimentado disciplina de la iglesia y que no saben nada al respecto.

Y sin embargo, la primera prioridad de Dios para su pueblo es que sean puros. Si vamos a ser
útil a Él, como individuos y como Iglesia, tenemos que estar unidos en nuestro compromiso de
tratar directa y bíblicamente el pecado.

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